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Los frutos crean provitamina D que, tras someterse a luz ultravioleta, se convierte en vitamina D
Los investigadores utilizaron la famosa 'tijera genética' CRISPR para realizar los cambios en el genoma de los tomates. En concreto, editaron un gen que codifica una enzima (7-dehidrocolesterol reductasa) que normalmente convierte la provitamina D3 en colesterol. Al editar el gen, los autores pudieron bloquear esta vía, lo que condujo a la acumulación sustancial de provitamina D3 en las frutas y hojas de los tomates, sin afectar el crecimiento, desarrollo o rendimiento de la planta. La provitamina D3 puede luego convertirse en vitamina D3 mediante tratamiento con luz UV-B, o puede ser utilizada por el cuerpo humano para sintetizar vitamina D3 por exposición a UV-B. Los autores señalan que un tomate aportaría la misma fuente de vitamina D que dos huevos o 28 gramos de atún.
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