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Al comparar a Scott Kelly con su hermano gemelo Mark, que se quedó en la Tierra, los científicos empiezan a desentrañar las consecuencias genéticas, físicas y cognitivas de las estancias espaciales.
El experimento de altos vuelos tuvo lugar entre el 27 de marzo de 2015 y el 2 de marzo de 2016. Antes, durante y después de este periodo de un año, un equipo multidisciplinario de científicos estudió a los dos continuamente desde el punto de vista molecular, fisiológico y conductual. Los hallazgos, descritos en un estudio publicado ayer en la revista Science, aportan una información que podría resultar útil en futuras misiones humanas a la luna, Marte y más allá.
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