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Un impresionante hallazgo en una cantera de Oxfordshire, en Reino Unido, revela un paisaje prehistórico habitado por gigantes.
Con un total de 200 huellas de gran tamaño, se trata del rastro de dinosaurio más grande jamás encontrado en Gran Bretaña.
Los rastros encontrados son más que simples impresiones en la roca:
son ventanas a un mundo perdido. Las huellas son un fragmento del
día a día de estos animales. Permiten estudiar sus movimientos, sus
hábitos y el entorno que habitaron, algo que los fósiles óseos no
siempre pueden ofrecer.
Por ejemplo, las huellas tridáctilas del megalosaurio, con sus tres
dedos marcados con claridad, son un testimonio de su agilidad y
ferocidad como depredador.
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