Las jirafas son animales icónicos. Su largo e inconfundible cuello las convierte en el mamífero más alto del mundo, por lo que cualquiera podría pensar que son animales bien conocidos por la ciencia. Pero no es así. Hace un par de años, científicos alemanes descubrían que existen cuatro especies de jirafa, y no una como se creía. Ahora, otro equipo británico ha vuelto a poner de manifiesto lo poco que sabemos no solo sobre su ecología, sino también sobre su comportamiento.
Pues bien, los biólogos aceptan de forma generalizada que el tamaño de grupo de los animales aumenta cuando existe un riesgo de depredación, ya que ser muchos reduce el riesgo de muerte de los individuos y hay «múltiples ojos» para detectar a cualquier enemigo dispuesto al ataque.
Ahora, en el primer estudio de este tipo, Zoe Muller, de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Bristol ha descubierto que esto no es cierto para las jirafas, y que el tamaño de sus grupos no está influenciado por la presencia de depredadores. «Esto es sorprendente, y pone de relieve lo poco que sabemos incluso sobre los aspectos más básicos del comportamiento de la jirafa», asegura Muller.
lo que realmente influyó fue el comportamiento de las hembras adultas, que formaban grupos más pequeños cuando tenían crías. Esto es contrario a otra creencia popular de que las jirafas forman grandes grupos para el cuidado comunitario de sus pequeños.
«Las jirafas son una especie amenazada, que sufre un declive constante en África, y esta investigación destaca que son en realidad una especie increíblemente incomprendida. Solo podemos gestionar y conservar las poblaciones de jirafas de manera efectiva si comprendemos adecuadamente su comportamiento y ecología, algo que apenas estamos comenzando a hacer», dice.
No hay comentarios:
Publicar un comentario