Geólogos han captado una anomalía térmica que se sumerge a miles de kilómetros de profundidad
El parque nacional de Yellowstone, en Estados Unidos, está situado sobre una caldera causada por la erupción del mayor supervolcán de América del Norte. Se cree que bajo la superficie hay una gran cámara de magma de 60 kilómetros de largo, 29 de ancho y de 5 a 12 de profundidad, que se creó después de una erupción cataclísmica ocurrida hace 640.000 años. Pero otras muchas han ocurrido en el pasado.
¿Pero por qué se acumula bajo Yellowstone una cámara de magma? ¿Por qué ha habido un pasado tan convulso precisamente en esa zona?
Stephen Grand y Peter Nelson, dos investigadores de la Universidad de Texas (EE.UU.), han publicado un artículo en Nature Geosciencedonde han aportado nuevas pistas para explicar el motivo. En concreto, han presentado nuevas evidencias de la presencia de una pluma, una especie de conexión entre el núcleo de la Tierra y la superficie, con una profundidad de miles de kilómetros.
Los geólogos han concluido que muchos kilómetros bajo la superficie del parque hay una anomalía térmica, que se caracteriza por estar unos 650 u 850 grados centígrados más caliente que el entorno, y que alcanza un diámetro de 350 kilómetros. Creen que está orientada hacia el noreste y que se extiende desde el límite entre el núcleo de la Tierra hasta la superficie.
Esta anomalía, que no sería otra cosa que una pluma, explicaría por qué en Yellowstone hay un punto caliente o «hot spot»: una región donde las rocas se funden para generar magma y que produce un fenómeno de vulcanismo.
En Yellowstone, este «hot spot» ha generado volcanes durante los últimos 15 millones de años. Curiosamente, como estos puntos calientes están más fijos que las placas tectónicas, generan hileras de volcanes a medida que estas placas se mueven. Allí la hilera de volcanes y calderas alcanza una extensión de 650 kilómetros.
¿Existen las plumas?
Evidentemente, es muy difícil estudiar los procesos que ocurren en las profundidades de la Tierra, así que por el momento las plumas, como la de Yellowstone, no son más que una hipótesis. Se cree que son como «heridas», discontinuidades en el manto, que provienen de las profundidades y ascienden hasta la corteza, generando corrientes de magma y a veces regiones volcánicas. Pero nadie tiene la certeza de que existan.
De hecho, muchos autores han sugerido explicaciones alternativas para el origen de la actividad volcánica de Yellowstone. En esta ocasión, sin embargo, Grand y Nelson han usado un nuevo método para tratar de comprender lo que ocurre allí.
Han aprovechado los datos seísmicos del programa «EarthScope's USArray», un proyecto que analiza el subuselo a través de múltiples estaciones geológicas situadas por todo el continente de América del Norte. Y, gracias a la transmisión de energía por el subsuelo, dichas estaciones han permitido analizar cuál es la temperatura de las profundidades.
Los resultados obtenidos son, según los autores, un fuerte indicio del «origen profundo del punto caliente de Yellowstone», y una prueba de la existencia de plumas finas en el manto, que actualmente no son fácilmente localizables por las técnicas que se suelen emplear. Por eso, han propuesto nuevas formas para buscar estas plumas a partir de las temperaturas, como han hecho ellos.
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