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Un equipo del CSIC descubre columnas de gas metano en el subsuelo del océano Austral, en la Antártida.
Este gas brota directamente desde el subsuelo, donde llevaba retenido cerca de 20.000 años y que ahora quiere salir a la superficie como consecuencia del calentamiento global. La pérdida de masa de hielo por la subida de temperatura del planeta provoca el levantamiento del suelo y una disminución de la profundidad, facilitando las fugas de gas.
El tipo de gas que se ha investigado es de efecto invernadero. El metano es capaz de generar entre 20 y 40 veces más calentamiento global que el CO2. Los científicos del CSIC estiman que hay alrededor de 24 gigatoneladas de carbono acumuladas en los hidratos de carbono, una cantidad que podría suponer un problema medioambiental si sale a la superficie.
Estas fugas representan un riesgo geológico y podrían tener repercusiones en el clima a nivel global.
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